jueves, 18 de octubre de 2007

RESEÑA HISTÓRICA DEL CEFUNE







En la vida de nuestra Universidad, los estudiantes se han caracterizado por identificarse con el pueblo y por elevar su voz de protesta contra la injusta realidad social.

Así, los estudiantes de Filosofía, concientes del problema económico, social, ideológico, cultural y político del país, comprendieron la necesidad de estudiar, investigar, organizarse y luchar contra la opresión, explotación, miseria, injusticia, alienación, individualismo y todos los males que aquejan a nuestro pueblo y a los pobres del mundo, para contribuir con la transformación social, en la construcción de una sociedad nueva y de un mundo nuevo.

Esto no es retórica ni demagogia, es realidad pues nuestro pueblo lucha a diario para sobrevivir, lucha porque tiene esperanza en una sociedad justa, y así, nuestros compañeros, concientes de su realidad, un 14 de octubre de 1983 crearon el Centro de Estudios de Filosofía, para contribuir con la formación académica y científica del futuro docente de filosofía y elevar la conciencia social de estudiantes, docentes y trabajadores, asumiendo muchas veces el papel de dirigentes en nuestra universidad, por lo cual fueron reprimidos y perseguidos por las autoridades y gobiernos de turno. Cuando pisotearon nuestro derecho a la Autonomía Universitaria, cuando nuestra universidad fue intervenida militarmente y convertida en una base, pisoteando todos nuestros derechos estudiantiles, el CEF resistía ante la represión de las autoridades de turno. Los estudiantes de la Promoción ’91 organizadamente decidieron reconstituir el CEF, retomar su trabajo y mantenerlo activo hasta la intervención de la CORUNE (Comisión Reorganizadora de la UNE) en 1995, por la ley 26457 que declaró en reorganización las universidades públicas del país y la destitución de sus autoridades, período en el que se produjo represalias, cese de profesores y constantes abusos contra los derechos estudiantiles. La CORUNE en 1996 prohibió todo tipo de reunión política, una de las principales razones por el cual el CEF, a pesar de las luchas de sus integrantes, fue deshabilitado y su Biblioteca destruida, desapareciendo, robando y quemando libros valiosos, que fueron obtenidos producto del trabajo y el esfuerzo colectivo de nuestros compañeros estudiantes.

Tras los intentos de los estudiantes de la Promoción 2001 – I y la Promoción 2002 – II, quienes en el 2004 convocaron a una reunión para discutir la reactivación del CEF, situación que no llegó a concretarse, se elevó la conciencia e iniciativa de estudiantes de anteriores promociones y el CEF permanecía vigente en sus principios y objetivos. Ya en el 2005, por iniciativa de Promociones de la especialidad ante la necesidad de defender y organizar nuestra especialidad de Filosofía, a la cual quieren desaparecer lentamente, luego de múltiples reuniones dónde se definió retomar y defender el carácter de nuestro CEF, se logró la reconstitución de nuestro CEF gracias a la lucha de los estudiantes de todos los ciclos de la especialidad de Filosofía (I, III, IV, VI y VIII) que en Acuerdo de una Asamblea General, decidimos tomar el aula 109 del Pabellón A de la FCSYH (actual local del CEF) el 11 de mayo del año en curso, ante la negativa de las autoridades en restablecer nuestro local, pues ya se contaba con la Resolución Oficial 376-84-R. Del mismo modo, gracias a nuestra lucha hemos recuperado parte de la Biblioteca Especializada, pues hay libros que tienen los sellos correspondientes. Orgánicamente el CEF ha tenido reveses en su desarrollo, pero mantenemos la organización a pesar de las contradicciones, pues estamos seguros que serán resueltas y lograremos fortalecer nuestro glorioso CEF, reafirmando y defendiendo sus principios y objetivos, pues son justos y correctos.




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QUIÉN FUE GUARDIA MAYORGA?
César Augusto Guardia Mayorga, nació en Lampa, provincia de Parinacochas, Región de Ayacucho, el 15 de mayo de 1906. Curso estudios secundarios en el colegio Independencia Americana de Arequipa, y los estudios superiores en la universidad Nacional San Agustín. En 1934 obtiene el doctorado en la Facultad de Letras, Historia y Filosofía de la misma universidad, para convertirse tres años después, en 1937, catedrático de Historia de la filosofía Antigua y Metafísica, asignatura que gana por concurso. Posteriormente tuvo a su cargo los cursos de Teoría del Conocimiento, Léxico Filosófico, Psicología General y Psicología Infantil y del Adolescente. Entre 1945 y 1946 detentó el Subdecanato y el Decanato no Subrogante en la Facultad de Letras de la Universidad de Arequipa.En su condición de abogado y Dr. En Filosofía, paso por las aulas de la Universidad Nacional San Agustín de Arequipa, San Luís Gonzaga de Ica, Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga, Universidad Mayor de San Marcos, y la Universidad Mayor San Andrés de Cochabamba – Bolivia, dictando las cátedras de historia , metafísica, etc. Enseñando la verdad sin temor, trabajando arduamente para cambiar el pensamiento conservador de la juventud, por un pensamiento critico reflexivo, progresista y científico.
Supo enfrentar con firmeza, las épocas de la dictadura, sufrió persecución e intimidación de la Junta del Gr. Manuel Apolinario Odria 1952, reprimido por Víctor Paz Estesoro (Bolivia 1955), nuevamente perseguido por el Gr. Ricardo Pérez Godoy (junta militar de1962), acusado de proselitismo político en las aulas universitaria, sedición y propaganda comunista (tal como sucede hoy en día), buscando pretextos para separarlo de las aulas y cátedras universitarias. Fue encarcelado junto a otros intelectuales en el penal “El Frontón”,”El Sexto”, y en el centro de reclusión de la selva conocido como “El Cepa”, pero los gobernantes no sospecharon la inesperada reacción de la Federación de Estudiantes Universitarios, docentes y trabajadores, quienes con movilizaciones y protestas, lograron la libertad de su maestro.En 1983, con 77 años de arduo trabajo intelectual y político, con una numerosa e invalorable obra escrita y un ejemplo de sensibilidad humana, nos deja físicamente un 18 de octubre, a consecuencia de una afección al corazón.


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PARA EL PUEBLO ROJO
Levantándote tronando de la tierra, despertando en el mundo lanzando rayos,estás alumbrando la vida con roja luz. Saliendo del seno del pasado, fortalecido con la fuerza de los trabajadores,pensando con nuevas ideas, estás anunciando un nuevo mundo. Creando con tu inmensa sabiduría.triunfando con tu enorme poderío,con el valor del trabajo estás dando vida a la vida.Vistiéndote con rubios trigales y maizales en flor,estás aniquilando el hambre.Trabajando como un solo hombre estás convirtiendo las piedras en arena,los arenales y desiertos en pueblos,los pueblos en hogares colectivos.Allí, en paz y alegría,los niños, los jóvenes y los ancianos,sin odiarse y sin hambruna,estás valorando el valor de la vida.Miles y miles de tus hijos,consultándose familiarmente,estás moviendo el mundo,empozando los ríos,haciendo lo que quieren con el hierro,para que los niños, los jóvenes y los ancianos vivan en paz y alegría.Por esto, desde que apareciste,como el que todo lo ve,creces en el pensamiento de los sabios,palpitas en el corazón de los trabajadores,apareces en la sonrisa de los niños,vives en el recuerdo de ancianos.Pero los que viven del sudor y de la fuerza del trabajo ajeno,te miran con odio,te odian con corazón de enemigo.Queriendo tu muerte,fabrican día y noche armas destructoras,sin descansar,sin dormir,sin cansarse.Burlándose de los pueblos,engañándolos,“le haremos la guerra y triunfaremos”,gritan noche y día.Y tú en silencio, en paz,queriendo a los otros pueblos,aras tus tierras, abres universidades,saltando, saltando hacia delante para vivir eternamente.Tu rojo no es el rojo de la sangre derramada,tu rojo no es muerte,tu rojo no es guerra.Si la vida tuviese color, sería roja,como la flor del panti panti, como el capullo de la kantuta. Por eso, ahora al llegar a tu corazón,al asistir a tu aniversario,mirando el futuro, valorando tu obra,te saludo con todo mi corazón, ¡pueblo rojo, muy rojo!y gritando tu nombre,te dedico esta expresión de triunfo,de mi tierra:¡Jaylli! ¡Jaylli!


¡Gran pueblo rojo¡ Kusi Paukar
(POESÍA KECHWA,La protesta de la gente)
Lima, 1975.

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Aquí les dejamos algunas de sus obras escritas, que nos entrego como un solido legado para el Peru y la Humanidad.

  • Historia Contemporánea - 1937
  • anual de Legislación Obrera - 1938
  • Historia Media y Moderna - 1941
  • Léxico Filosófico - 1941
  • Reconstruyendo el Aprismo - 1945
  • Filosofía y Ciencia - 1948
  • Terminología Filosófica - 1949
  • Fascículos de Psicología - 1950
  • Historia de la Filosofía Griega - 1953
  • Reflexología - 1954
  • La Reforma Agraria en el Perú - 1957
  • Diccionario Quechua-Castellano, Castellano-Quechua - 1959
  • Problemas del Conocimiento - 1964
  • Psicología del Hombre Concreto - 1967
  • Carlos Marx y Federico Engels (biografías) - 1968
  • Filosofía, Ciencia y Religión - 1970
  • De Confucio a Mao Tse Tung - 1977

En el Camino - 1978 , Etc.....



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Entrevista con un familiar del Dr. César A. Guardia Mayorga.

¿Dra. Sara Beatriz, cómo era el Dr. Guardia Mayorga como padre?
Estricto, generoso. Su más grande ambición era que leyéramos, y siempre estaba explicándonos algo sea después de los almuerzos o cuando nos reuníamos en la biblioteca. Regresaba de la universidad y seguía enseñando; pero no sólo a través de los libros, sino a través de otra enseñanza igualmente importante. Por ejemplo, cuando salíamos a pasear en Cochabamba, preguntaba: ¿Qué ves allí?. Veo un cerro; entonces él decía es un apu y empezaba a explicar qué era un apu en el marco de las creencias andinas. Lo mismo con las estrellas y su luz que viene de miles de años, fomentando así la curiosidad y una educación humanística desde la infancia que te lleva a formular diversas preguntas que se tornan más complejas con el pasar del tiempo. Esa forma extraordinaria de la enseñanza que viene de los griegos, que rebasa la academia, que rebasaba el libro, el aula, y que establece el diálogo. Una enseñanza permanente y un diálogo permanente entre el maestro y el alumno que no tiene escuela, que no tiene universidad, y que puede estar en cualquier lugar. Quizá por eso es tan fuerte y cala tan profundamente, porque después toda la vida se convierte en una suerte de estudio y de interpretación. Y eso es lo más grande que puede darle un padre a un niño, una herramienta notable que te permite cuestionarte y preguntarte incluso cuestiones que no puedes responderte. Crecí escuchando sobre los filósofos griegos, todos esos nombre que normalmente llegan con la universidad, los conozco desde siempre. Eso es algo extraordinario.
El Dr. Guardia Mayorga ha trabajado en varios lugares, Arequipa, Bolivia, Ayacucho, Ica…Mi papá nació en Ayacucho. Estudió la primaria en el colegio Guadalupe de Lima, y por razones de salud la segundaria en el Colegio Independencia de Arequipa. Luego en la Universidad de San Agustín estudió y se doctoró en Derecho, Historia, Filosofía y Psicología. En 1945, publicó un libro crítico de Haya de la Torre y su concepción del espacio tiempo histórico, titulado Reconstruyendo el Aprismo, que le significó muchos problemas y enfrentamientos. Poco después, en 1948, sobrevino el golpe militar del general Odría contra el gobierno democráticamente elegido de Bustamante y Rivero, y se inició un período violento de represión contra el pensamiento progresista de entonces. Ya en 1950 y 1951, mi padre estaba marcado por la dictadura de Odría como un profesor “peligroso”, y era atacado permanentemente en el diario El Pueblo por ese estudiante mediocre que fue Enrique Chirinos. El Ministro de Educación de la dictadura, un coronel que creo se apellidaba Mendoza, le entregó al Rector de San Agustín, Fuentes Llaguno, una lista de 60 profesores calificados de comunistas, lista que después se redujo a ocho, entre los que se encontraba mi padre. Fuentes Llaguno que se había comprometido a no ceder ante la presión militar, terminó aceptando que estos ocho profesores los despojaran de sus cátedras. Es así que mi papá viajó a Bolivia, donde fue acogido por el Dr. Arturo Urquidi, Rector de la Universidad San Simón de Cochabamba. Allí fundó el Seminario de Filosofía e integró la Comisión de Reforma Universitaria.

¿Viajó con toda su familia?

Primero viajó mi papá con mi hermano César que tenía 12 años. Mis dos hermanas mayores, y nosotras tres que éramos muy pequeñas nos quedamos con mi mamá porque al comienzo a ella no le permitieron viajar. Por eso se podría decir que no conocí Arequipa, aunque persistió el recuerdo de mí casa en el Vallecito, la noción de la luz, de la lluvia, de todo ese mundo que de pronto se rompió bruscamente sin ninguna explicación porque nadie tiene tiempo para explicarles a los niños lo que sucede. Yo vine a conocer Arequipa a los 16 años, y vine expresamente a curar una herida que quedó desde la infancia.Cuando su padre regresó al Perú las cosas no habían cambiado, incluso fue apresado por sus ideas políticas.Cuando regresamos al Perú a mi papá le prohibieron enseñar. Así terminó toda la alegría del retorno, toda la alegría a la que nos habían preparado varios años. Porque cuando uno es pequeño y entra al colegio en otro país termina estudiando y queriendo a ese país. Las primeras fronteras que yo estudié fueron las de Bolivia, y el primer himno fue el boliviano, finalmente allí aprendí a leer y escribir. Pero mis padres siempre traían al Perú, en las conversaciones, en el recuerdo, fomentaban el amor por el Perú. Mi padre sintonizaba Radio Nacional y nos hacía escuchar la música del Perú. Todo era volver. Y cuando volvimos fue un desastre. A mi padre le prohibieron enseñar, y quien tuvo que salir a trabajar de maestra y mantener la casa fue mi mamá.Con lo duro y difícil que ha debido ser para mi padre no poder enseñar, siguió escribiendo, y nunca desfalleció a pesar de tanta adversidad. Después ganó por concurso la cátedra para enseñar filosofía en Ayacucho, pero solamente pudo enseñar un año, porque el senador aprista Arca Parró lo volvió a sacar, ahí están los recortes de los periódicos con la huelga que hicieron los estudiantes para que mi papá regrese, pero ya no pudo hacerlo.Luego se produjo la redada del 5 de enero de 1963 cuando en la noche varios patrulleros rodearon mi casa. Antes de abrirles deslizaron por debajo de la puerta un carné de la Policía de Investigaciones, y cuando mis padres quisieron llamar por teléfono estaba cortado. Así que no había nada que hacer. Mi papá los hizo pasar a la sala y les dijo: yo soy un catedrático de la universidad, un profesor y no un delincuente, y no voy a salir en la madrugada, sino en la mañana con la luz del día, y los policías aceptaron.Esa noche detuvieron a mil 500 personas de izquierda en todo el Perú: intelectuales, escritores, profesores universitarios, líderes sindicales. Los llevaron a la Prefectura y cuando mi madre con otras esposas fueron a indagar sobre lo que estaba ocurriendo les dijeron que podían llevarles comida y frazadas, pero se trataba de un engaño cruel, porque ya los presos políticos estaban en el Sepa, una prisión en la selva. Allí mi padre y el doctor Hugo Pesce se enfermaron y tuvieron que traerlos de emergencia al Hospital Militar y de allí los llevaron al Sexto y al Frontón. Luego de nueve o diez meses los dejaron en libertad, sin pedirles disculpas, acusados de hacer apología del comunismo, y en el caso de mi padre porque consideraban que el materialismo dialéctico y el materialismo histórico eran peligrosos.Después fue catedrático de la Universidad San Luis Gonzaga de Ica por cuatro o cinco años, y en la Universidad Mayor de San Marcos un par de años hasta que se jubiló.Después de su jubilación y hasta que falleció, ¿continuó haciendo vida académica, escribiendo?Mi papá escribió y enseñó toda su vida, sin universidad o con universidad, jubilado o no jubilado. La publicación de 40 libros nos habla de una importante producción intelectual. Siguió enseñando y recibiendo a la gente que venía a la casa a conversar con él. Esa era su vida, él no enseñaba porque tuviera un trabajo, era un Maestro en todo el sentido de la palabra.Durante la dictadura de Odría, se dice que el Consejo Universitario de San Agustín adoptó un acuerdo, no permitir que se sacara a ninguna de sus docentes pero finalmente no cumplió con ese compromiso. ¿No hubo una suerte de desencanto por parte de su padre hacia la Universidad San Agustín?Mi padre nació en Ayacucho pero se formó aquí, en Arequipa. Aquí estuvieron sus primeros maestros como don Juan Manuel Polar que permitía a los estudiantes de pocos recursos económicos utilizar su máquina de escribir, y que según me contó mi tío Remigio Aguirre, hermano de mi madre, conformaron un grupo que se llamaba “peripatos”, que todos los días acompañaban a don Juan Manuel Polar a su casa conversando de temas culturales. Aquí estuvieron sus amigos como Teodoro Núñez Ureta, Rodríguez Olcay, el comandante Julio César Guerrero, el tío Roberto Bueno, todas esas personas con las que compartió afectos, compromisos, ideales. Aquí se casó con mi madre, nacieron sus hijos, construyeron su primera casa y la biblioteca. Eso es algo que nunca se olvida. Bolivia fue un país que lo acogió con un gran afecto y donde tuvo grandes amigos, pero no era su país. La prueba es que regresó apenas se lo permitieron.No creo que él haya sentido que la Universidad de San Agustín le fallara, los que fallaron fueron personas que no estuvieron a la altura de las circunstancias históricas, pero no la universidad. Tampoco sé porqué no regresó a Arequipa, no recuerdo si alguna vez oí hablar de eso.

Él donó su biblioteca a la Universidad de Ica

Los libros de filosofía de la biblioteca de mi papá fueron donados por mi madre y por nosotros a la Universidad de Ica, al Instituto de Filosofía que él fundó.Tenía un cariño especial por esa universidad.Quiso mucho a la Universidad de Ica, pero en realidad él quiso a todas las universidades donde trabajó. La Universidad de San Agustín fue el primer amor que nunca se olvida, donde se formó y donde trabajó. Se sintió muy bien en Bolivia, en Cochabamba, en la Universidad San Simón; la Universidad de Ayacucho, fue muy importante para él porque era donde había nacido, donde pudo regresar a enseñar. Y donde estuvo mejor en los últimos años de su vida fue en la Universidad de Ica, por varios motivos: primero porque los estudiantes nunca permitieron que lo saquen, nunca permitieron que lo maltraten por sus ideas, y donde pudo enseñar como quiso, y desplegar toda su capacidad. Además, por la cercanía con Lima nunca se desligó de los estudiantes que incluso en los meses de verano venían a la casa a conversar con él.Pero en realidad mi papá no dejó sus libros a la Universidad de Ica, mi papá nunca quiso que su biblioteca se dividiera; cuando estaba enfermo le preguntamos si podíamos llevar la parte de filosofía a Ica y dijo que sí, pero su voluntad fue que la biblioteca no se dividiera. Cuando Juan Manuel Guillén era Rector de la Universidad de San Agustín y le pusieron el nombre de mi padre a la Biblioteca de Ciencias Sociales yo traje libros de mi padre.A Ica fuimos con mi madre llevando los libros que donamos, ordenados, fichados y con el sello de mi padre. Mi madre por escrito solicitó que se le adjudicara a los libros un lugar aparente y una persona especializada en el tema para su clasificación, eso fue en 1985. Pero cuatro o cinco años después, un día me llamó Pablo Macera y me pidió que fuera al Parque Universitario inmediatamente. Yo fui y me di con la triste sorpresa de que en el suelo se estaban vendiendo varios de los libros de mi papá que habíamos donado. Mi madre le escribió al Rector de entonces para que aclare lo sucedido. Le respondió pidiendo disculpas, pero nunca supimos cómo fueron robados ni quienes lo hicieron. Incluso algunos de esos libros los compre y los tengo en mi casa.Su padre además de la labor filosófica ha trabajado mucho con la cultura quechua.Mi papá fue un lector muy cuidadoso de Mariátegui, que significó una importante influencia, por eso cuando los hijos editaron el libro Peruanicemos el Perú, le pidieron que prologue este volumen. La tarea de peruanizar el Perú tiene que ver con un proceso integrador de un país desarticulado, donde se excluye al indio por ser indio, y donde los modos de la colonia -de esa cultura que se superpone y aplasta a otra- es lo que había conformado hasta ese momento lo que era ser peruano. Mi papá siempre sostuvo que no habrá liberación ni identidad nacional mientras se excluya al indio en términos culturales, históricos y sociales. No es posible excluir a 6 ó 7 millones de indígenas de un país de 23 millones de habitantes con un alto porcentaje mestizo, además. Lo que sucede es que aquí no tuvimos una revolución agraria como en México, y no se reivindicó el mestizaje; por el contrario se despreció a los indios, cómo vestían, qué comían, y por supuesto qué idioma hablaban. Yo creo que escribir una Gramática Quechua y un Diccionario Quechua-Español, constituyen un hecho extraordinario de mi padre. Es cierto que ya habían los trabajos de Middendorf, de González Holguín, no digo que fuera la primera gramática ni el primer diccionario, pero aparecieron en un momento clave y el diccionario tiene ya ocho ediciones. Él quería un Perú donde se hablara español y quechua, y que entendiéramos el mundo andino en el contexto de un país más integrado, una nación integrada socialmente, culturalmente, históricamente.

Durante los años difíciles del exilio y de la cárcel, ¿no originaron que en algún momento la familia le pidiera que desistiera de sus ideas y que se dedicara al bienestar material de los suyos?No. Nunca. Quizá la única vez que hubiéramos querido algo diferente fue cuando Belaúnde Terry le ofreció ser senador por Ayacucho y él no aceptó. Belaúnde y mi padre se habían reunido varias veces para conversar porque Belaúnde durante su campaña electoral quiso hablar quechua, recorrer así el Perú en mejores condiciones para comunicarse con la gente, y fue mi padre quien le dio clases de quechua. Entonces cuando ya era presidente tuvo un gesto que lo dignifica, porque vino a ofrecerle ser senador, ocupar un cargo en el gobierno, y mi padre le agradeció pero le dijo que lo más probable era que tuvieran divergencias y que él no iba a renunciar a sus ideas por un ministerio o una senaduría.En ese momento no teníamos dinero, y era mi mamá quien trabajaba como maestra para sostener la casa porque a mi padre lo habían sacado de la Universidad San Cristóbal de Huamanga de Ayacucho. La explicación que nos dio mi padre fue que él quería ser recordado como un maestro, como alguien profundamente comprometido con el Perú pero desde otra perspectiva. Para mantener una conducta así se necesita primero una gran dignidad que él siempre la tuvo, y una gran claridad para ver su destino. Cuántas veces las personas renuncian a su destino por presiones familiares, por cuestiones económicas, o porque no resisten la adversidad; pero él no cambió ni traicionó su destino.Es cierto que esto implica un grado de sacrificio de la familia, sobre todo de mi madre. Una mujer extraordinaria que salió al frente cuando tuvo que hacerlo, en silencio, como ella es, sin grandes voces ni proclamas, pero con una gran tenacidad y firmeza. Fue ella quien me hizo valorar lo que significamos las mujeres, el valor que tenemos para enfrentarnos a todo en defensa de nuestros hijos. Fue ella quien estuvo cuando todo parecía fallar, quien viajó con nosotras llevando la biblioteca, y fue mi hermano Cesar quien regresó de Bolivia trayendo los libros, cajas y cajas de libros. Además mi madre venía de una familia que tenía haciendas, dinero, que se educó en los Sagrados Corazones entre las monjas, entonces tiene doble valor. Claro que también renegaba, se molestaba, decía que los libros eran para mi padre lo más importante. Pero siempre estuvo donde debía estar, una mujer amable, serena, discreta, con una gran calidad humana, a quien nunca escuché levantar la voz ni decir nada impropio. Sin ella, seguramente no hubiéramos podido salir adelante como familia.

* Entrevista publicada en la revista de la Universidad Nacional de San Agustín: "Agustino", N. 41, noviembre de 2007. La imagen que ilustra esta entrevista es un dibujo que Teodoro Núñez Ureta le hiciera en 1957 a su amigo de toda la vida César Guardia.

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